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Violencia económica y paternidad irresponsable

Violencia económica y paternidad irresponsable

Los análisis de la violencia que ocurre a la niñez, especialmente la denominación de “maltrato” y la evidencia de quienes la perpetran no debe estar descontextualizada de todo el misticismo que acompaña a la maternidad; se debe comprender que la protección y cuido de la niñez, es responsabilidad de ambos progenitores. Sin embargo, cabe la pregunta ¿Por qué los hombres no encabezan la lista de maltratadores aun cuando menosprecian la vida al negarse a reconocer, cuidar y sostener la vida de sus hijos o hijas?

Basta revisar los datos de demandas de cuota alimenticia ante la Procuraduría General de la República, para darse cuenta de los niveles de paternidad irresponsable existentes, evidenciado por la negativa de asumir de manera voluntaria las responsabilidades económicas y afectivas de sus hijos e hijas. La Procuraduría General de la República (PGR) recibió en el periodo junio 2015-mayo 2016, 12,725 solicitudes de alimentos. Cabe destacar que 85% de las solicitudes es a iniciativa de mujeres que demandan a los padres de sus hijos” . Se suman el negar la paternidad es decir el reconocimiento de la obligación de cuidado y protección de esas vidas, sin embargo, dejar a un niño o a una niña por años sin cuidado, alimentos, educación, salud, recreación y protección, no hace suponer que estos demandados “maltratan a la niñez”.

Si seguimos analizando, las mujeres asumen la maternidad aparentemente por goce lo que en realidad es muchas veces por obligación o imposición social, se suma a esto, las condiciones particulares en las que muchas se convierten en madres, siendo niñas o adolescentes producto de violencia sexual, empobrecidas, sin políticas o carentes de infraestructura del cuidado desde el Estado y en muchos casos, bajo crudas historias de violencia de todo tipo, viéndose determinadas a un “rol de género” como cuidadoras de manera casi absoluta. A este punto debe quedar claro que, bajo ningún punto de vista, se debe tolerar la violencia contra nadie, y menos contra la niñez por ser un grupo de especial protección, pero ante ello debemos ajustar quienes son los responsables de protección y cuidado, y que medidas más allá de perseguir impecablemente a las mujeres maltratadoras, deben acompañarse.

El estado es el primer responsable de la vida y de su protección- no solo las mujeres, – por tanto, las políticas del cuidado, que desarrollen la corresponsabilidad del estado y de los hombres es indispensable; ello atraviesa trasformaciones culturales sobre la masculinidad hegemónica y violenta, la maternidad impuesta y el derecho a ser un hijo o hija deseada.

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